1/3/11

LOS JUEVES,MILAGROS

A escasos 150 kms. de Madrid en dirección Burgos, se encuentra el pueblo de Milagros. Puede ser un buen sitio para hacer una parada para tomar algo en el Lagar de Milagros o a degustar el vino de alguna de sus dos bodegas de DO Ribera del Duero, Valdubon y la Milagrosa.

En este pueblo nació y murió el pintor José Vela Zanetti. Estuvo exiliado, a causa de la guerra civil, en la República Dominicana donde, en 1950 solicitó la beca de la Fundación John Simon Guggenheim para artistas hispanoamericanos. El pintor burgalés, que llevaba años afincado en el país caribeño, era uno de los artistas más reputadados y fecundos del país: su talento era reclamado aquí y allá, y desde 1948 ostentaba el cargo de director de la Escuela Nacional de Artes. Sin embargo, estaba harto y decepcionado: aunque de cara al exterior quería parecer un filántropo, el dictador Rafael Leónidas Trujillo ejercía su poder desde el miedo y con la violencia. Vela necesitaba repirar y por eso solicitó aquella beca que, de concedérsele, le alejaría durante una buena temporada de aquel ambiente opresivo y deprimente. En 1951 viajó por primera vez a Nueva York invitado por una galería de arte que quiso exponer sus obras junto a otras de artistas españoles como Picasso, Gris o Miró.








Quedó seducido por la gran urbe norteamericana, así que no es difícil imaginar la alegría que sintió cuando, el 12 de julio 1951, le comunicaron oficialmente la concesión de la beca, que llevaba aparejada un regalo inesperado: la fundación quería donar un mural del artista a la ONU, por lo que le instaban a presentar un proyecto a la Comisión de Arte de este organismo. Vela llegó a Nueva York ese mismo verano. Disponía de doce meses, 3.000 dólares y libertad total en la temática, así que se puso de inmediato manos a la obra.



Empezó con los bocetos en octubre, después de haber conocido el lugar en el que iría su obra: un muro blanco de veinte metros de largo por tres de ancho, con una leve curvatura, en el pasillo que une los edificios del Secretariado General de las Naciones Unidas y el de la Asamblea General. Todo un sueño para un muralista. «El mural será un grito latente de protesta por los sufrimientos y las víctimas causadas por las conflagraciones modernas: será una exaltación de la masa consciente y de los principios de la Carta de las Naciones Unidas», dirá el artista burgalés, quien en sucesivas declaraciones reiterará la filosofía que impregnará su obra maestra, el gran legado del pintor: «Aspiro a que aquellos que contemplen este mural se den cuenta de que la paz hay que ganarla, no una vez para siempre, sino todos los días, recordando los sufrimientos del pasado y haciendo realidad lo que los hombres aspiran para el futuro»



Durante nueve meses, Vela no paró de trabajar. En su estudio del Soho, fue dando forma a la magna obra. En agosto de 1952 informó al presidente de la Fundación Guggenheim de que ya lo tenía listo. Que podía empezar a trabajar sobre el mural desde ese momento. Así lo hizo. Entre ocho y doce horas diarias, olvidándose incluso de comer, sosteniéndose a base de cafés y tabaco, durante meses Vela no hizo otra cosa que pintar. Su trabajo llamó la atención de los principales periódicos neoyorkinos, que no le regatearon reportajes.





Exhausto y feliz, culminó el mural en marzo. Su inauguración, el 19 de ese mismo mes, fue uno de los momentos más felices de su vida. En el acto, ante todas las autoridades y medios de comunicación, el exiliado español escuchó emocionado estas palabras: «Ha sido pintado con talento, con sinceridad y con pasión por la causa de la paz universal. Ha sido pintado con corazón. El honor, la gloria y el orgullo por el logro es todo de Vela Zanetti. Es su regalo -y qué magnífico regalo es- a la esperanza de paz de la Humanidad representada en la ONU».



Si hoy es jueves, que como pensaba Vela Zanetti y reflejó en el mural de la ONU, “la paz no sea la ausencia de guerra sino un estado del espíritu”.

8 comentarios:

María dijo...

Sinceramente ATA,

seguramente esta sea la mejor entrada que te he leído nunca, así que sólo AMEN y enhorabuena.

Y como veo que la fuerza te acompaña Skywalker:)) sólo deseo que tengas toda la paz y felicidad que mereces...

Me dan ganas de desearte... feliz Navidad jajaja pero ¿ahora no toca verdad?:-) es que masemocionado :-)

un beso muuuy grande ATA


PD
Que grandes sois los de Burgos, estoy pensando empadronarme ahí, a ver si se me pega algo:-)

panterablanca dijo...

Qué mural más bonito. Yo también creo que la paz debería ser un estado del espíritu. Creo que lo es, pero que se da poco. Si uno tiene paz en el espíritu, es más difícil que le declare la guerra a los demás.
Besos panteriles.

Álvaro Tilo dijo...

Atapuerques, qué fácil es a veces conocer lo lejano, lo del más allá y desconcer lo nuestro, lo de nuestra casa. Ese es mi caso respecto a Vela Zanetti y después de leerte, siento vergüenza propia por mi desconocimiento. Gracias por la espléndida información que has escrito.

Un cordial saludo.

KOKYCID dijo...

Magnífica entrada.Da gusto. Un amigo mío tiene (bueno sus papis) colgados en casa cómoque no quiere la cosa dos "Vela".Los dos de campesinos recogiendo trigo. El vigor de sus personajes trransmiten una fuerza y una energía que te hacen sentir las venas palpitar.¡Pedazo GENIO fué!

Atapuerques dijo...

Con sinceridad, María. Vela Zanetti nació en Milagros, un pueblecito cerca de Aranda de Duero, Burgos. De niño le llevaron a León, para después, a causa de la guerra civil española, hacerse ciudadano del mundo.
Como cada uno es de donde pace y no de donde nace, lo más seguro es que el pintor estuviese más a gusto en tierras leonesas que en su propio pueblo. Al final de sus días elegió vivir en el pueblo burgalés de Milagros.
Fíjate,ya que te quieres empadronar en nuestra tierra, te admito Vela Zanetti como mitad burgalés y mitad leonés.También te advierto que por aquí estamos más encabronados que empradonados.
¡Tú misma!
Por cierto la cecina buena es la nuestra.¡Que te conste!
Muy buen finde

Atapuerques dijo...

Pacíficos besos, Pantera.¡Jao!
El mural debe de ser espectacular. Se puede visitar cuando no hay sesiones plenarias en la ONU, pero me parece que no todos los que pasan cerca de él, están imbuidos del espíritu pacifista que le quiso otorgar el pintor burgalés Vela Zanetti. Recuerdo cuando el palestino Arafat habló en la sede de la Naciones Unidas y en el cinto llevaba la pistola.
¡Vaya con los de seguridad del edificio, y el espíritu pacifista del colega!

Atapuerques dijo...

Bueno, Alvaro. Ente todos podemos "poner en valor" nuestra olvidada provincia, que tú tampoco eres manco cuando nos informas de cosas realmemte interesantes de Miranda de Ebro y comarca.
Un saludo

Atapuerques dijo...

Un genio, Kokycid.
A la gente del campo la bordaba, ya fuese cosechando trigo o vendimiando.
Conozco también quien tiene alguno de sus cuadros y, en verdad, tienen un tesoro. También cuentan que tenía un carácter tirando a fuerte.
Saludos