sor veronica

Sor Verónica nació con el nombre de María José Berzosa en Aranda de Duero hace 45 años. Fue la pequeña de un matrimonio que ya tenía cuatro hijos, todos varones. Fue una joven de carácter indómito. Como cualquier adolescente. Conoció los misterios de la noche y del amor, tuvo estrechas amistades, practicó baloncesto, y se matriculó en la carrera de Medicina. Tenía 18 años.Un buen día tomó la decisión de abandonarlo todo, novio incluido, y desapareció tras la puerta del convento de las clarisas de Lerma.

Nadie en su entorno pensaba que duraría en aquel nuevo mundo de clausura, a pesar de que hubiera antecedentes familiares como el caso de su hermano Raúl, de meteórica carrera y hoy obispo auxiliar de Oviedo.

Pero en menos de una década, aquella jovencita rebelde y extrovertida que llegó a protagonizar más de una travesura tras los muros del monasterio fue puliéndose. Convertida en Sor Verónica, sus rectoras intuyeron desde el principio que era una personalidad extraordinaria. Que bien enseñada podía resultar imparable, un torbellino.




Pues esta mujer ha fundado en estos tiempos una nueva congregación que se llama IESU COMMUNIO que es una escisión de las Damas Pobres de Santa Clara, y que ya ha recibido la documentación papal que las confirma como nueva realidad en el seno de la Iglesia.

Con su personalidad arrolladora,carácter, magnetismo, su inteligencia y creatividad, de contagiosa felicidad ha aglutinado a su alrededor a casi doscientas mujeres. Y existe lista de espera para entrar en los conventos de Lerma y La Aguilera, El perfil de estas nuevas monjas es el de mujeres jóvenes, en su mayoría menores de 30 años, de nacionalidad española, con formación universitaria y procedentes de núcleos familiares de todo tipo de clases.Son alegres monjas urbanas y universitarias, licenciadas en derecho, economistas, físicas y químicas,ingenieros de caminos, industriales, agrícolas y aeronáuticos, maestras, facultativas, farmacéuticas, biólogas, licenciadas en filosofía y otras profesiones.







De su hábito, atado a la cintura por un cordel blanco cuelga un rosario de madera de pino, sandalias todo el año.Una celda como dormitorio, oraciones desde las primeras luces del día, penitencia, disciplina, quietud, vigilia y labranza, como señal de sus entrega a Cristo.
A la espera de poder vender el magnífico convento de Briviesca para poder adquirir el convento de San Pedro Regalado de La Aguilera (Burgos)donde poder desarrollar el ‘milagro’de Sor Verónica, ahora en solitario dentro de la comunidad eclesial.

Desde luego,este fenómeno espiritual parece un milagro en los tiempos que corren y hay que desear mucho éxito a esta nueva gran comunidad de "Iesu communio".