La gingivitis consiste en la inflamación, hinchazón y sangrado del tejido de la encía causado por la placa, que es una película transparente y pegajosa de desechos de alimentos y bacterias que, si no recibe la limpieza adecuada, se convierte en una sustancia amarillenta llamada sarro. Este sarro produce, eventualmente, toxinas que irritan y destruye el tejido de la encía haciendo que se separen de los dientes y que se formen bolsas de infección. Éstas van erosionando el hueso haciendo que los dientes se aflojen y, probablemente, se caigan.
Una nueva investigación ha analizado las marcas que hay en la parte frontal de los dientes de ancestros de nuestra especie. "No se trata de marcas hechas al comer, sino que vimos que eran más gruesas y siempre con la misma dirección. Los microscopios electrónicos revelaron que fueron hechas con piedras afiladas. Concluímos que los homínidos cogían la carne con la boca y la cortaban con lascas al ras de los dientes, como hacen los esquimales con los cuchillos", explica Bermúdez de Castro.
Enseguida les llamó la atención que todas las marcas estaban hechas en paralelo y en la misma dirección, siguiendo un patrón que se corresponde con el uso de la mano derecha para coger la herramienta de piedra. Además, como ahora resalta Frayer, se observa que eran señales producidas a lo largo de toda la vida, y no en un episodio puntual de corte.
Una higiene bucal inapropiada y las deficiencias nutricionales serían las causas de la Gingivitis de nuestros antepasados de Atapuerca.

ERAN DIESTROS
Otra investigación, dirigida por el profesor norteamericano David Frayer, de la Universidad de Kansas, ha confirmado que los seres humanos han sido preferentemente diestros al menos desde hace medio millón de años, una característica que se relaciona con el lenguaje.
El trabajo, en el que también participan los investigadores de Atapuerca, especialmente Marina Lozano, junto con colegas croatas e italianos, ha seguido los pasos de la investigación publicada 1988, en la revista 'Journal of Human Evolution', por el codirector del equipo español José María Bermúdez de Castro, Timothy G. Bromagea y Yolanda Fernández Jalvo, en la que por primera vez se mencionó este rasgo humano.
El artículo publicado este mes en la revista 'Laterality' concretan que el porcentaje de individuos en la Sima de los Huesos (donde se han encontrado 'Homo heidelbergensis') y en otros yacimientos de neandertales es del 93,1% de diestros.
Frayer destaca que este rasgo tiene implicaciones para comprender la capacidad lingüística de las poblaciones humanas primitivas, dado que el lenguaje se localiza en el hemisferio izquierdo del cerebro, que controla también la parte derecha del cuerpo, por lo que hay una conexión entre ser diestro y el lenguaje.
"La correlacióngeneral entre el uso de la manos y la lateralidad del cerebro muestra que los cerebros humanos fueron lateralizados en una forma 'moderna' hace al menos medio millón de años y que ese patrón no ha cambiado desde entonces", señala el investigador norteamericano. "No hay razón para pensar que este patrón no se extiende más allá en el pasado y que el lenguaje tiene raíces muy antiguas", concluye.

LA FAMOSA MANDÍBULA
Y lo último que nos enseña Atapuerca es que el origen de los primeros europeos podría ser asíatico en lugar de africano como se pensaba,según los últimos estudios del CENIEH. La mandíbula de la Sima del Elefante podría pertenecer a una nueva especie.
La mandíbula localizada en la Sima del Elefante en 2007 podría pertenecer a una especie desconocida, a medio camino entre el Homo Antecessor y el Homo Georgicus de Dmanisi, según estudios elaborados por los investigadores del CENIEH, con José María Bermúdez de Castro a la cabeza, y que cuestionan la adjudicación provisional del fósil a la especie Antecessor.
Lo que no admite dudas para los investigadores es que esta mandíbula, que sigue siendo el fósil humano más antiguo de toda Europa, abre la puerta a una nueva identidad europea, desconectada de los ejemplares africanos, y que contribuye a asentar la teoría de que el orígenes de los primeros europeos están en Asia y no en África.
José María Bermúdez de Castro ha explicado que, tras el descubrimiento de la mandíbula y los primeros estudios realizados, asignaron provisionalmente el fósil a la especie Homo Antecessor, pero la revisión más exhaustiva del hueso les ha proporcionado nueva información que les hace cuestionar esta conclusión.
La mandíbula presenta características que comparte con restos de Homo más antiguos de África y con otros encontrados en los yacimientos georgianos de Dmamisi, pero también presenta rasgos típicos de mandíbulas más recientes de Homo Erectus de Asia. La única vinculación con el Homo Antecessor sería su ubicación en los Yacimientos de Atapuerca, junto a restos de esta especie de la Gran Dolina.
La mandíbula mantiene la datación de entre los 1,2 millones de años y los 1,3 millones de años de antigüedad, pero podría pertenecer a una especie diferente al Homo Antecessor. Sería un homínido a medio camino entre éste y el denominado Homo Georgicus de Dmanisi, aunque se trata sólo de una hipótesis sobre la que todavía hay que trabajar mucho.
Es por ello que, José María Bermúdez de Castro, autor principal de uno de los estudios publicados en el “Journal of Human Evolution”, ha optado por incluir la mandíbula en Homo SP, es decir, especie indeterminada, hasta que se consiga más información que clarifique su procedencia.
Lo que sí parecen tener claro los investigadores del CENIEH es que la mandíbula de la Sima del Elefante representa una nueva identidad europea propia, desligada de la africana, lo que contribuye a asentar las teorías que hablan de que la población europea no desciende directamente de África.
Tal y como explica la doctora María Martinón-Torres, los fósiles encontrados en Europa se parecen más a otros localizados en Asia que a restos africanos, lo que podría significar que los primeros europeos tienen un origen asiático, tras las migraciones hacia Oriente Próximo.
José María Bermúdez de Castro ha recordado que la aparición de los primeros restos en la Gran Dolina, en el año 1994, obligó a reflexionar sobre los modelos de ocupación de Europa y Euroasia, y, por tanto, sobre la evolución humana.
Según algunas teorías, hace unos 800.000 años, con la ampliación del desierto del Sáhara, se cortaron las migraciones entre África y Asia, hasta la última de ellas, hace 90.000 años, y que dio paso al Homo Sapiens. Los homínidos que llegaron a Oriente Próximo entonces se extendieron por Europa y Asia, por lo que se podrían encontrar restos de alguna especie evolucionada y propiamente europea, como la mandíbula.
Algunas de las conclusiones de los estudios patológicos hablan de que el individuo al que pertenecía la mandíbula tenía hábitos masticatorios muy agresivos, lo que provocó un gran desgaste dental y favoreció el desarrollo de infecciones bucales, quistes y gingivitis. A pesar de ello, el homínido sobrevivió, según la doctora María Martinón-Torres, quien destaca también varias marcas anómalas que indican la utilización de palillos.
José María Bermúdez de Castro espera que la Junta de Castilla y León construya cuanto antes el puente, de unos 20 metros de longitud, en la Sima del Elefante para poder excavar bajo la Trinchera del Ferrocarril, aunque tendrán que esperar hasta la campaña de 2012. El codirector de las excavaciones ha insistido en que la acumulación de fósiles en la zona es muy importante, y se podrían obtener restos complementarios con la mandíbula, una falange y el fragmento de húmero ya localizados.
Por su proximidad a la Gran Dolina, donde se han encontrado restos del Homo Antecessor, los posibles futuros descubrimientos en esta zona podrían servir para clarificar si la mandíbula corresponde a la especie Antecessor u a otra nueva aún por indentificar.
Corresponde a la Junta de Castilla y León la construcción de un puente que pueda ampliar en 20-30 metros cuadrados la superficie a estudiar.