9/6/10

BLACK IS... WHITE

Non stop de mensajes negativos para España. Esta tarde ha sido el turno del Banco Mundial, que califica de “muy grave” la situación económica de nuestro país. Aunque apoya las medidas de austeridad que ha anunciado el Gobierno, la elevada tasa de paro y la pobre evolución macroeconómica impiden una opinión más favorable sobre la economía española.Diario el Pais.




¿Es corrupto Zapatero? ¿Es corruptor? De ninguna forma querría calumniar a nadie, y menos a una Autoridad pública. Definiré “corrupción” de la forma más neutral posible. Me inspiraré, para este análisis de la actuación del presidente Zapatero, en un trabajo de Francisco Cabrillo y Rocío Albert en Journal of Law and Economics (1976), cuyo título está tomado de una pregunta de Adam Smith: “Por qué los políticos no destacan por su puntualidad y probidad”.

Son muchas las formas endémicas de corrupción política en una democracia. En el nivel personal, el concepto incluye el soborno, la apropiación indebida, el fraude, el favoritismo, el nepotismo: son demasiado abundantes en España los casos de políticos corruptos que conceden contratos indebidamente a cambio de amplias sumas de dinero.

Sin embargo, el tipo de corrupción que cultiva Zapatero no es la personal, sino la pública, de medidas legislativas o fiscales que le mantienen en el poder y benefician a sus seguidores. Busca seducir a los votantes dispuestos a cerrar los ojos ante actuaciones arbitrarias de los políticos si de ello sacan ventaja personal: así, los grupos de presión en busca de una regulación que les favorezca; así, los votantes que aceptan el soborno de una regulación, prebenda o subsidio a costa de los demás. Llegada la crisis, la compra de votos ha dejado exhausta la Hacienda, lo que ha llevado a Zapatero a decir que sólo piensa en el bien del país.

No es necesario dar por hecho que él sea persona mala y sin escrúpulos. En estas cuestiones vidriosas no hay que hacer juicio de intenciones, sino fijarse en las condiciones institucionales de nuestro sistema democrático, que llevan a los políticos a comportarse demagógicamente. El remedio, muy parcial, es que acertemos con alguna reforma que reduzca los incentivos de los representantes del pueblo para pensar primordialmente en su propio provecho en vez del de sus representados.

Quizá alguno de ustedes recordará la “Ley de Gresham”, así llamada por el ministro de Elisabeth I de Inglaterra que dijo que la moneda mala desplaza la buena, sin duda tras ver el resultado de sus manejos. Pues igual ocurre en política: los peores desplazan a los buenos. Presentan Albert y Cabrillo dos versiones de esta “Ley”.

Según la primera interpretación de la Ley de Gresham, la mala moneda desplaza a la buena cuando los individuos se ven forzados, con castigos y amenazas, a usar la moneda adulterada: en ese caso, atesoran cuidadosamente la genuina. Pero la experiencia nos ha hecho descubrir también que la buena moneda puede desaparecer espontáneamente, incluso cuando su uso no está impuesto por la Autoridad. Ello ocurre cuando los que emiten la moneda gozan de una información privilegiada sobre el verdadero y triste valor de su dinero, y los que la reciben no tienen modo de descubrir la trampa.

La aplicación analógica de la Ley de Gresham arroja reveladora luz sobre el mundo político. Una dictadura impone sus políticos como si fueran una mala moneda. Los malos políticos desplazan a los buenos cuando ocupan el poder y se mantienen en él por la fuerza. Sin embargo, incluso en un régimen de libertad democrática, la asimetría de la información fomenta el que tanto votantes como votados persigan, con más o menos fortuna, su propio interés a costa del procomún.

Incluso los votantes que aprecian la honradez tienen dificultad para descubrir la historia pasada de los candidatos que les solicitan el voto sobre la base de su intachable conducta pasada o sus juramentos de buen comportamiento futuro. Es lo que los estudiosos de la cuestión llamamos la “ignorancia racional”. En una elección general e, incluso, una autonómica o municipal, el voto de un individuo pesa tan poco a la hora de decidir por este o aquel candidato que al votante no le vale la pena molestarse demasiado en averiguar la verdad.

Elevado coste
Dicho de otra manera, el coste de descubrir la verdadera valía del candidato es mucho mayor que la mínima influencia que pueda tener con su voto. Entonces, se dejará seducir por un apuesto Kennedy, que, cual Lancelote, decía estar rendidamente enamorado de su reina Guinebra; o le convencerá un Obama que proclame retóricamente que, con él “sí podemos”; o le hipnotizará el humanismo socialista de un Zapatero con sus cálidos abrazos universales.

Los políticos verdaderamente honrados no querrán usar esos métodos, por repugnancia, sobre todo cuando la experiencia les enseñe la imposibilidad de ganar a un Fujimori con las armas de la verdad. Un político contaminado de alta corrupción, como lo está Zapatero, no dudará en usar cualquier triquiñuela para conseguir los votos de un electorado distraído.

Otra ley o regularidad de la política democrática es que los grupos pequeños con intereses bien definidos concentran mejor la presión sobre sus representantes que la gran masa de consumidores dispersa en muchas actividades y necesidades. Los favores y subvenciones concedidos a banqueros, a eléctricos, a sindicalistas, a mineros del carbón, a jornaleros andaluces enganchados en el PER, tiene un coste que casi ni notan los millones de pequeños damnificados.

En tiempos ordinarios, los periódicos, las radios, las televisiones destapan al corrupto de bajos vuelos, y los tribunales les castigan. Más difícil es que pague sus culpas el gran estratega de las falsas promesas. Cierto, al político mendaz, comprador de votos, a veces le llega su Sanmartín. Los mercados le vuelven la espalda, los capitales huyen, el trabajo merma, los compañeros castigan. No desesperemos del todo de la democracia. Peor sería que la falsa moneda política nos la impusieran a la fuerza castristas, bolivarianos y peronistas.

Publicado el 27-05-2010 , por Pedro Schwartz en el diario Expansión.

5 comentarios:

El Autonómico dijo...

Decir primero que ya se ha constatado que los datos de referencia sobre España que tiene el Banco Mundial (una institución con telarañas de los años 40) son erroneos. No sé qué clase de personal tendrá esta institución pero la verdad que deja mucho que desear, así como el FMI que todo lo que toca lo deshace y da fama nefasta al que recurre a él.

Dicho esto comentar que Schwartz tiene toda la razón diciendo que Zapatero ha comprado los votos metiendo la mano en las arcas públicas. Ahí tenemos los 400 euros pre-electorales que se "dieron" a los trabajadores; un caso flagrante y bochornoso así como el cheque bebé que hizo escandalizar hasta al propio ministro Pedro Solves el cual marchó por la puerta de atrás. Pero no estoy de acuerdo en llamar corrupto a ZP como él dice. En todo caso son los votantes que a cambio de dinero o de subsidios tales como el PER se dejan corromper y le otorgan el voto; es una cuestión de cultura política. Pero esto no es monopolio de Zapatero pues Aznar tampoco movió un ápice para eliminar el escandaloso subsidio agrario de Andalucía y Extremadura y sus gobiernos autonómicos promueven beneficios fiscales en las comunidades autónomas donde gobiernan. Por tanto la corruptibilidad a la que invoca el articulista no es, a mi modo de ver, patrimonio de un solo partido o persona al menos en nuestro pais.

Daniel F. dijo...

Al hilo de Autonomico, también hay que tener en cuenta varias circunstancias:
1. Un voto en España no vale lo mismo que otro. Si votas a PNV o a CIU tu voto se multiplica por seis.(consulta resultados electorales)
2. Las autonomías gastan el 55% del presupuesto sin ningún control, ni fiscalización.Sirva como ejemplo 184 embajadas autonómicas, de las cuales 64 están abiertas por el PP, que tanto critica otras.
3. Diecisiete legislaciones diferentes para homologar productos, lo que da casos de que un vehículo (hablo de lo que conozco) el legal o ilegal depende la Comunidad.
4. 17, legislaciones impositivas diferentes, que dan lugar a discriminaciones fiscales.
5. En Andalucia esta el PER aqui la PAC. Otra forma de subsidio.

Este no es un país serio, no lo ha sido hace mucho tiempo.
Empezando por el sistema electoral corrupto, que no da paso a listas abiertas, ni a una doble vuelta.
No elegimos nuestros representantes, elegimos a representantes que nos presentan y como el sistema esta planteado para el bi-partidismo así nos va. Porque...Zapatero tiene cara idiota y creo que algo hay..pero Rajoy no me parece a mi mucho mejor...
Quizás hay que abrir nuevas vías...
Un saludo...

Daniel F. dijo...

Encima el día del Parral, llueve como si esto fuese Galicia.

Atapuerques dijo...

Algo tendrá el agua cuando la bendicen, Autonómico. Son ya muchas las advertencias ,la última desde la prensa alemana,Frankfurter Allgemeine, que nos dicen que "España va mal", y de eso la culpa, siempre será del Director General hacia abajo, o sea de quien en este momento está mandando.
Luego, sí, luego está el votante sobornado, poco reflexivo y muy manipulado, culpable también de esta situación, que da toda su confianza a gente que quizás no se la merezca.

Atapuerques dijo...

Valientes los que acudieron a celebrar el Curpìllos al Parral, Temujín. Con tanta lluvia va a ser cierto eso del cambio climático.
Cuando nos la metieron doblada fue cuando se creó el estado de las autonomías para satisfacer a vascos y catalanes, y ahora, gracias a la ley D´Hont, estamos totalmente en sus manos. Aquella Constitución ya no vale para estos tiempos. Con las listas abiertas evitaríamos situaciones en las que te apuntas a un partido político de monaguillo, y a base de chuscos llegas a ser el jefe de la manada, sin señalar a nadie.
Para mí tiene más sentido una buena Política Agraria Común que las subvenciones políticas del PER.
Con las Autonomías "suspendidas" durante diez años se podría salir de la crisis en poco tiempo.
Un saludo