Como era francés le celebramos en invierno con frio y nieve, pues a los otros patrones de la ciudad, San Pedro y San Pablo, más mediterráneos, les sacamos por Junio que hace algo mejor.
En honor a San Lesmes nos solemos jalar un rosco, " El rosco de San Lesmes", que se diferencia del roscón de Reyes que es un bollo, en que está realizado en hojaldre y, como el de Navidad, puede ser de crema o nata.

Este año la pastelería Juarreño esconderá un billete de 500 euros (será una fotocopia con el mismo número de serie) en un rosco de cada una de las tres tiendas que tiene distribuidas por la ciudad.
Los que no tengan la fortuna deberán consolarse con el báculo del santo y los más remolones a la hora de pagar pueden estar tranquilos porque el postre de San Lesmes no contiene la temida haba.

La pastelería El Juarreño,cuyos antepasados procedían de la zona de Cueva de Juarros, Cuzcurrita de Juarros, Mozoncillo de Juarros,Salgüero de Juarros, San Adrián de Juarros,San Millán de Juarros, Brieva de Juarros,Santa Cruz de Juarros o Ibeas de Juarros, vaya Ud. a saber,también venden pastelitos de diseño.
Nuestro patrón, San Lesmes, nació En Loudun, en el Poitou francés, allá por el 1.030. De su infancia poco se sabe, pero es probable que al igual que otros hijos de noble se formase en alguno de los conventos de su región. En su juventud, siguiendo el deseo de su padre, entró al servicio del Ejército del Rey de Francia, donde dio grandes muestras de valor y demás virtudes militares siendo un ejemplo para sus compañeros y subordinados.
A la muerte de sus padres abandonó el ejercicio de las armas, repartiendo sus pertenencias entre sus escuderos y después de peregrinar a Roma tomó el habito de S. Benito en la Abadía de “Domus Dei”, la actual “Chaise Dieu” en la Auvergne cuando era Abad S. Roberto, poco después fue ordenado sacerdote en Clermont – Ferrand. A la muerte de S. Roberto es elegido Abad por toda la comunidad, pero como su humildad no le permitía el ejercicio de tan alto cargo renunció a él dos años mas tarde, en esta época ya se le conoce con su nombre latino de Adelmus.
Pronto adquiere fama de santidad, llegando a sanar milagrosamente a la Reina Matilde, la esposa de Guillermo “el Conquistador”, de la misma forma que libraba de la peste a quien comía del pan por el bendecido.
Constanza de Borgoña estaba casada a la sazón con Alfonso VI de Castilla, quien siempre había mostrado preferencia para sus matrimonios por princesas extranjeras y es, precisamente Dª. Constanza; conocedora de la fama de Adelmus, quien se empeña en hacerle venir en contra de sus deseos a Castilla.
Obligado de esta forma y obedeciendo el deseo del Papa Gregorio VII de sustituir en Castilla el rito mozárabe por el latino, llega a Burgos sobre el 1.081, siendo recibido por los reyes quienes le nombran: Consejero, Confesor y Abad de su Reino, siendo muy posible que en esta época coincidiese con el Cid Campeador en algún acto de la Corte. Pronto los castellanos, ante la dificultad de pronunciar correctamente su nombre, lo van adaptando a su lengua, así primero es Adelelmo, después Adelelme y Alesmes, hasta llegar a Lesmes, nombre por el que es, a partir de entonces, conocido.
En el 1.085, Alfonso VI le pide que le acompañe en la toma de Toledo: “El Rey dispuso sus ejércitos de una parte del Tajo, sitiando la ciudad, de los moros mucho bien guarnida. Una noche díjole Lesmes al Rey que aprestase sus gentes pues aquella misma noche se había de tomar Toledo. Estando descuidados los moros, por donde el río era mas profundo, tanto que se podía navegar, Lesmes trazó la Señal de la Cruz sobre las aguas, pasando el río a lomos de un rucio o jumentillo, sin que llegase la agua a mas de las corvas de su caballería y así le siguió todo el ejercito y aquella noche se tomó Toledo”
“Quiso el rey agradecerle esta milagrosa intervención, dándole a elegir, entre los de su reino, el mejor lugar que le conviniera para poder servir mejor a Dios”, a lo que Lesmes contestó que tan solo quería: “La capilla elemosinaria de Sant Joan que para emendacion de los pecados y recoger a los pobres pelegrinos has mandado construir en Burgos”.
Pareciéndole poco al Rey y le dio, no solo, la Capilla de S. Juan, si no también el Hospital y Monasterio del mismo nombre que aun están sobre el Camino de Santiago y durante siglos fueron un importantisimo hito de la hospitalidad jacobea: “Para que allí mores con los freires de Sant Benito y fagais preces por mi el Rey, por Doña Constanza la reyna nuestra señora y por toda Castilla”.
En Burgos, LESMES vive austeramente, repartiendo cada día panecillos a los pobres, a los que conforta e incluso bromea con ellos según cuenta la tradición. Además de los numerosos milagros que se le atribuyen en esta época, todavía es reconocido en Burgos por las importantes obras de saneamiento y encauzamiento de ríos que el mismo dirige, posiblemente aprovechando conocimientos de su etapa militar y que evitaron la peste y las inundaciones que sufría periódicamente la Cabeza de Castilla.